La adolescencia es una etapa en la que los jóvenes sufren cambios a nivel físicos, psicosociales y emocionales. La Sociedad Americana de Salud y Medicina de la Adolescencia sitúa esta etapa entre los 10 y los 21 años.

El ejercicio físico les ayuda a descansar mejor y tener mayor calidad de sueño, ya que practicándolo descargarán tensiones y favorece la relajación, a su vez, les ayudará a ejercitar la coordinación motora, la resistencia, la fuerza muscular y la flexibilidad, además de combatir la obesidad.

Psicológicamente el deporte ayuda a los adolescentes a darse cuenta del valor del esfuerzo y a luchar por objetivos a largo, corto y medio plazo, a su vez les ayuda a conseguir una estabilidad emocional, aumentando la autoestima y al desarrollo de su personalidad.

Practicar deportes previene el exceso de tiempo dedicado a otras actividades sedentarias y pasivas, como ver televisión, video juegos, internet y/o tiempo ocio en la calle que pueden llevar al el consumo de sustancias psicoactivas, alcohol y/o tabaco.

Realizar deporte, genera un mayor número de endorfinas e incrementa la producción de serotonina (hormona de la felicidad) aumentando de este modo nuestras emociones positivas.

Realizar actividad física permite a los más jóvenes entrenar sus habilidades sociales, trabajar en colaboración con otros compañeros en caso de tratarse de deportes de equipo, y fomentar valores positivos como el respeto al adversario, la competitividad sana, la responsabilidad y la disciplina. Asimismo, el deporte es también un elemento integrador, que no solo ayuda a los adolescentes con dificultades a la hora de socializar, sino que varios estudios han determinado que es una de las mejores formas de prevenir el acoso escolar entre menores.