La economía familiar tiene por objeto una adecuada gestión de los ingresos y los gastos del núcleo familiar haciendo una correcta distribución de los primeros, permitiendo así la satisfacción de sus necesidades materiales, atendiendo aspectos fundamentales de su desarrollo, como la alimentación, la ropa o la vivienda.

La planificación de la economía doméstica necesita que cada familia sepa con qué dinero cuenta para poder mantenerse y poder continuar desarrollando su poder adquisitivo a lo largo del tiempo. Para esto es crucial tener un presupuesto familiar bien detallado.

A la hora de realizar un presupuesto, el primer paso es llevar a cabo un control de gastos donde se anotan todos los gastos previstos e imprevistos, en una lista y así saber qué ingresos se necesitan para tener un equilibrio entre estas dos partidas.

La educación financiera es vital para poder analizar las opciones económicas más convenientes para cada familia. Cuanta más información se tenga, mejores decisiones se podrán tomar para mejorar la salud de tu economía doméstica.

La economía doméstica abarca un amplio campo de temas de estudio y tiene al hogar, o al núcleo familiar, como su unidad de gestión y actividad económica. Esta actividad económica tiene que ver con aspectos como gastos, consumo, inversión o ahorro entre otros.

Un bien de primera necesidad es un producto o servicio que se considera esencial para la supervivencia de las personas.

Los gastos extraordinarios son aquellos gastos imprevisibles pero que requieren un desembolso casi inmediato, por lo que no se puede dilatar en el tiempo. Por ejemplo, la reparación del calentador de la casa, la nevera, el coche si es el transporte principal de la familia, etc.

La gestión de las finanzas domésticas son una responsabilidad de todos los integrantes del núcleo familiar, que deben conocer todos los componentes de dicha economía, como son el trabajo, los ingresos, los gastos y el ahorro.