Los intereses activos son los que cobran las entidades financieras a raíz de los préstamos otorgados, mientras que los pasivos son los que deben pagar a los ahorradores por los productos de ahorro.

Generalmente, el tipo de interés para los depósitos bancarios suele ser muy bajo, especialmente en los depósitos a plazo fijo. Su bajo riesgo los convierte en un producto atractivo para los inversores más conservadores, pero conseguir beneficio requiere una inversión a largo plazo y puede ser inexistente si aumenta la inflación.

El tipo de interés de un determinado depósito nos está ofreciendo información sobre la rentabilidad que obtendremos del mismo y, por tanto, nos ayuda a elegir uno u otro en función de nuestros objetivos.

Cuando queremos comparar dos productos financieros debemos atender al TAE (Tasa Anual Equivalente), que nos da información sobre el coste total del producto, incluyendo tanto intereses como otros costes derivados de la contratación, comisiones, etc.

El interés mixto en un préstamo que está compuesto por dos etapas: los primeros meses o años, dependiendo de contrato, se pagará una tasa de interés fija que después pasará a ser variable.

El Euribor (European InterBank Offered Rate) es el interés de los préstamos que se realizan entre ellos los bancos de la eurozona y por tanto condiciona todos los préstamos que realicen los bancos de cada país.

El tipo de interés hace referencia al precio del dinero. En el caso de un préstamo, nos indica el coste del mismo, mientras que en el caso de un producto de inversión nos estará dando información sobre su rentabilidad.

El tipo de interés real se obtiene restando la inflación al tipo de interés nominal (el acordado entre el prestamista y el deudor) por lo que nos da información real de las ganancias teniendo en cuenta las variaciones en el precio del dinero.